Excelente documental para los que no sabían o intencionalmente niegan que El Salvador tambien tiene raices afrodescendientes. We understand our fellow Cubans in the island are tired of slogans and empty rhetoric; thus, we humbly ask them to read this communication out:
Given the heterogenous nature of ACF there are different approaches to the president's trip to Cuba; however, the notion that his speech to the Cuban people was a brilliant piece of oratory is unanimous. President Obama outlined what America holds dear versus what the Cuban regime needs to survive, but does not necessarily imply the satisfaction of the ever increasing needs millions of people in the island and abroad. No sooner had the echo of the first African American Commander in Chief words ceased to reverberate in our ears than we read rambling fallacies coming from some dark corner in Havana where among other inaccuracies and flat out falsities the regime claims credit for the elimination of racism. Racial discrimination; dismissiveness regarding everything black, and the underestimation of the undeniable Afro Cuban contribution to the culture, the economy and the history of our native country is tenaciously entrenched in our social psychology, but there were always entities and associations through which we could seconvey our grievances. In 1959, the newly arrived elite unilaterally severed all links and closed all channels of communication with the excuse that racism had been, miraculously, eradicated and that all Cubans were equal at last. Nothing farther from the truth; the socio economic "experiment" inherited the structural and psychological characteristics of racism; whilst it officially claimed we were all equal it secretly and sometimes overtly made us pay for our lack of enthusiasm towards the Castro regime. It must be stated that the majority of the Afro descendants in the island were not politically active and those who showed any ideological inclination were divided in two main groups: the ones that followed Batista , more because of his role in the revolution of the sergeants than due to his "second coming" as a corrupt, thug harboring politician, and those who gathered around the Cuban Communist Party (PSP) that internationally was in absolute sync with Moscow, but domestically wore an aura of sponsor of arts and culture in general. The apocalyptic and blood oozing vision of Castro and his followers was never much of an appeal to Black Cubans. As it was the case with all social causes in Cuba, the emerging new order embraced all just causes but addressed none; racism was eradicated by decree but no serious attempt was made to continue and strengthen the struggle and the philosophical stance of those who had championed the quest for racial integration when Castro came to power, on the contrary, some were summarily "persuaded" to leave the country and others were ostracized to the very verges of lunacy. Racism is so virulent in Cuba that the official narrative labels black dissidents and ideological opponents as ungrateful taking for granted that a darker skin makes people automatically loyal to their totalitarian brand of revolution. One of the sordid practices of the Cuban government has been the use of blacks against blacks: black cops, mostly bussed from the east of the island and put to live in shanty shelters in Havana, are assigned the task of assiduously repressing and incarcerating black youths. The perfect example of this nefarious technique is the article written by a black journalist in which the jewel of the crown is the cheap sarcasm of asking our president: "Nigger, d'you think you're Swede?". To put it bluntly: black Cubans are human beings only if they follow the rules otherwise they must be reminded of their inherent second class linage. But facts are facts and an African American US seating president told all Cubans the undeniable truth: the future is in our hands. The regime is the past that should have never been present and the present exists only if it manages to break away from the past. Those facts stand colossally in front of us and defy the absurdity of the tantrums of senile dictators sitting in thrones of straw weeping for their lost glory, the glory that never was, that one stolen from our hopes and our dignity as a nation.The glory that could be set upon us, at long last, if we manage not to miss our appointment with history once again, if the shameful gap between the handful of Cubans who have and the millions who have not, predominantly of African descent, is bridged and we swiftly take the helm and hold it steadily as we steer our ship to the promised land of genuine racial integration. Sabemos que nuestros compatriotas en la isla están hartos de consignas y retórica estéril; es por ello que humildemente les rogamos leer esta comunicación en su totalidad:
Dada la naturaleza heterogénea de Afro Cuban Forum tenemos no pocos enfoques a la visita del presidente Obama a la isla; no obstante, la certeza de que su discurso al pueblo cubano constituye una brillante pieza oratoria es unánime. El presidente delineó lo que América ama en contraste con lo que el régimen cubano necesita para sobrevivir y que no necesariamente implica la plena satisfacción de las crecientes necesidades de millones de seres humanos en la isla y fuera de ella. No había aún cesado el eco de las palabras del primer comandante en jefe Afro americano en nuestros oídos cuando se empezaron a leer titubeantes falacias provenientes de alguna oscura guarida en La Habana en las que entre otras imprecisiones y burdas falsedades el régimen pretende hacerse con el mérito de la erradicación del racismo. La discriminacion racial, la displicencia hacia todo lo negro así como la subestimación de la innegable contribución afro cubana a la cultura, la economía y la historia de nuestro país de origen yacen sólidamente sedimentadas en nuestra sicologia social, pero siempre existieron organizaciones y asociaciones encargadas de transmitir nuestras quejas. En 1959, la élite recién llegada cercenó brutalmente todo vínculo y cerró todo canal de comunicación con la burda excusa de que el racismo, como por arte de magia, había sido eliminado y que todos los cubanos eran al fin iguales. Nada más lejano de la realidad, el "experimento" socio económico heredó las características estructurales y sicologicas del racismo, de tal suerte, mientras oficialmente proclamaba la presunta igualdad en modo secreto y en ocasiones abiertamente nos hacía pagar por nuestra falta entusiasmo inicial hacia el proyecto de Castro. Resulta necesario precisar que la mayoría de los afro descendientes en la isla no era políticamente activa y aquellos que mostraban algún tipo de inclinación ideologica se dividían en dos grupos fundamentales: los simpatizantes de Batista, más por su papel en la revolución de los sargentos que por su segunda incursión como político corrupto y protector de sicarios, y los que se aglutinaban en torno al Partido Comunista (PSP) que si bien en el plano internacional era totalmente moscovita, en el escenario interno se proponía como mecenas. La visión apocalíptica y sangrienta de Castro y sus seguidores nunca resultó cautivante para los amplios sectores de los negros cubanos. Como ocurrió con todas las causas sociales en Cuba el nuevo orden que surgía las abrazo todas pero sin enfrentar ninguna en específico; el racismo fue erradicado por decreto pero no se realizó ningún intento serio por continuar y fortalecer la lucha y la postura filosófica de quienes habían protagonizado la búsqueda por la integración racial en la isla a su llegada al poder. Por el contrario, algunos fueron sumariamente persuadidos de abandonar el país mientras otros fueron objeto de un ostracismo que los condujo a los mismísimos límites de la demencia. Es tan virulento él racismo en Cuba que la narrativa oficial cataloga de ingratos a los negros disidentes y opositores dando por descontado que la piel más oscura implica automáticamente irrestricta fidelidad al modelo de revolución totalitaria que impera. Una de las sórdidas practicas del gobierno cubano ha sido el uso del negro contra el negro; policías afrodescendientes, en su mayoría traidos del oriente de la isla y obligados a vivir en albergues miserables en la capital, reciben la orden de reprimir y encarcelar continuamente a jóvenes negros. El perfecto ejemplo de tan nefasta técnica es la aparición del artículo escrito por un periodista negro donde la joya de la corona es el pueril sarcasmo de preguntar a nuestro presidente: "negro, tú eres sueco?". Para ser más claros: los negros cubanos son seres humanos solo si siguen las reglas, de lo contrario se impone recordarles su inherente linaje de segundo orden. Pero los hechos son innegables y un presidente afroamericano en funciones expuso a todos los cubanos una realidad irrefutable: el futuro está en nuestras manos. El régimen es ese pasado que jamás debió haber sido presente y el presente existe solo en la medida que logremos romper con el pasado. Tales hechos se yerguen como colosos ante nuestros ojos y desafían la estulticia de rabietas de dictadores seniles acomodados en tronos de heno mientras lloran por sus glorias pasadas, la gloria que nunca existió, la que nos fue sustraída de nuestras esperanzas y nuestra dignidad como nación. La gloria que se pudiera derramar sobre nosotros al fin si nos la agenciamos para no llegar nuevamente tarde a la cita con la historia, si el vergonzoso abismo entre el ínfimo puñado de cubanos que tienen y los millones de desposeídos, en su mayoría de descendencia africana, es salvado y tomamos con firmeza el timón para conducir nuestra nave a la tierra prometida de la genuina integración racial. Presidente Castro, pueblo de Cuba:
Muchas gracias por la cálida acogida que hemos recibido yo, mi familia y mi delegación. Es un honor extraordinario estar hoy aquí. Antes de empezar, permítanme por favor, quiero comentar sobre los ataques terroristas que tuvieron lugar en Bruselas. Los pensamientos y las oraciones del pueblo de Estados Unidos están con el pueblo de Bélgica. Somos solidarios con ellos, condenando estos indignantes ataques contra personas inocentes. Haremos todo lo que sea necesario para apoyar a nuestro amigo y aliado, Bélgica, para llevar ante la justicia a los responsables, y este es otro recordatorio más de que el mundo debe estar unido. Debemos cerrar filas, al margen de nacionalidad, raza o creencias religiosas, en la lucha contra este flagelo del terrorismo. Podemos derrotar, y derrotaremos, a aquellos que amenazan nuestra seguridad y la de las personas en todo el mundo. Al Gobierno y al pueblo de Cuba quiero agradecerles la amabilidad que han demostrado hacia mí, hacia Michelle, Malia, Sasha, mi suegra, Marian. [En español] “Cultivo una rosa blanca” [aplausos] En su más célebre poema José Martí hizo esta oferta de amistad y paz tanto a amigos como enemigos. Hoy, como Presidente de Estados Unidos de América yo le ofrezco al pueblo cubano [en español] el saludo de paz [aplausos]. La Habana está a solo 90 millas de la Florida, pero para llegar aquí tuvimos que recorrer una larga distancia, por encima de barreras históricas, ideológicas, de dolor y separación. Las azules aguas bajo el Air Force One, fueron una vez surcadas por acorazados hacia esta isla para liberar a Cuba, pero también para ejercer control sobre ella. Esas aguas también fueron surcadas por generaciones de revolucionarios cubanos hacia Estados Unidos, donde recabaron apoyo para su causa. Y esa corta distancia ha sido cruzada por cientos de miles de exiliados cubanos, en aviones y balsas rústicas, quienes vinieron a Estados Unidos en busca de libertad y oportunidades, a veces dejando atrás todo lo que tenían y a todos sus seres queridos. Como tantos, en nuestros dos países. Toda mi vida se ha desenvuelto en una era de aislamiento entre nosotros. La revolución cubana tuvo lugar en el mismo año en que mi padre emigró a Estados Unidos desde Kenya. Bahía de Cochinos tuvo lugar en el año en que yo nací. Al año siguiente el mundo entero quedó en suspenso observando a nuestros dos países mientras la Humanidad se acercaba más que nunca antes al horror de una guerra nuclear. Con el paso de las décadas nuestros Gobiernos se quedaron estancados en una confrontación aparentemente interminable, librando batallas a través de terceros. En un mundo que se rehizo a sí mismo una y otra vez, el conflicto entre Estados Unidos y Cuba era una constante. Yo he venido aquí a enterrar los últimos remanentes de la Guerra Fría en las Américas [aplausos] Yo he venido aquí a extender una mano de amistad al pueblo cubano [aplausos]. Quiero ser claro: las diferencias entre nuestros Gobiernos al cabo de tantos años son reales, y son importantes. Estoy seguro de que el presidente Castro diría lo mismo. Lo sé, porque he escuchado y abordado esas diferencias en profundidad. Pero antes de discutir esos problemas, también tenemos que reconocer cuantas cosas compartimos porque, en muchas formas, Estados Unidos y Cuba son como dos hermanos que han estado distanciados por muchos años, aunque llevemos la misma sangre. Ambos vivimos en un Nuevo Mundo colonizado por europeos. Cuba, como Estados Unidos, fue en parte fundada por esclavos traídos de África. Como el de Estados Unidos, el pueblo cubano puede trazar sus ancestros hasta esclavos y dueños de esclavos. Ambos acogimos a inmigrantes que vinieron de muy lejos para empezar una nueva vida en las Américas. A lo largo de los años nuestras culturas se han entremezclado. La labor del Dr. Carlos Finlay en Cuba allanó el camino para generaciones de médicos, entre ellos Walter Reed, que se basó en el trabajo del Dr. Finlay para ayudar a combatir la fiebre amarilla. Tal como Martí escribió su obra más famosa en Nueva York, Ernest Hemingway hizo de Cuba su hogar y encontró inspiración en las aguas de estas costas. Compartimos el mismo pasatiempo nacional [en español]: la pelota. Y hoy mismo, más tarde, nuestros jugadores van a competir en el mismo terreno habanero donde jugara Jackie Robinson antes de debutar en las Grandes Ligas [aplausos]. Y se dice que nuestro más grande boxeador, Mohamed Alí, rindió homenaje una vez a un cubano con el que nunca pudo pelear, diciendo que lo más que podía alcanzar era un empate con ese gran cubano, Teófilo Stevenson. Así que aun cuando nuestros Gobiernos devinieron adversarios, nuestros pueblos compartían estas pasiones comunes, particularmente con la llegada a Estados Unidos de tantos cubanos. En Miami o La Habana usted puede encontrar lugares donde bailar cha-cha-cha o salsa; donde comer “ropa vieja”; la gente en nuestros dos países ha cantado con Celia Cruz, Gloria Estefan, y ahora escuchan el reggaetón de Pitbull. Millones de los nuestros tienen una misma religión, una fe a la que yo he rendido tributo en la Ermita de la Caridad de Miami: la paz que los cubanos encuentran en La Cachita. A pesar de nuestras diferencias, cubanos y estadounidenses comparten valores comunes en sus vidas: un sentido de patriotismo y de orgullo, un gran orgullo; un profundo amor a la familia; la pasión por nuestros hijos; un compromiso con su educación. Y es por eso que creo que nuestros nietos mirarán este período de aislamiento como una aberración, y como apenas un capítulo en una historia más larga de familiaridad y amistad. Pero no podemos ni debemos ignorar las diferencias reales que tenemos, acerca de cómo organizamos nuestros Gobiernos, nuestras economías y nuestras sociedades. Cuba tiene un sistema de partido único; Estados Unidos es una democracia multipartidista. Cuba tiene un modelo económico socialista; Estados Unidos, uno de mercado abierto. Cuba ha enfatizado el papel y los derechos del Estado; los Estados Unidos fueron fundados en los derechos de la persona individual. A pesar de estas diferencias, el 17 de diciembre del 2014 el presidente Castro y yo anunciamos que Estados Unidos y Cuba comenzarían un proceso de normalización de las relaciones entre nuestros países [aplausos]. Desde entonces, hemos establecido relaciones diplomáticas y abierto embajadas. Hemos puesto en marcha iniciativas para cooperar en la salud y la agricultura, la educación y la aplicación de la ley. Hemos llegado a acuerdos para restaurar los vuelos y el servicio de correo directos. Hemos ampliado los lazos comerciales, e incrementado la capacidad de los estadounidenses para viajar a Cuba y hacer negocios aquí. Y estos cambios han sido bien recibidos, a pesar de que todavía hay quienes se oponen estas políticas. Pero aún así, muchas personas en ambos lados de este debate se han preguntado: “¿Por qué ahora?" "¿Por qué ahora?”. La respuesta es simple: Lo que Estados Unidos estaba haciendo no estaba funcionando. Tenemos que tener el valor de reconocer esa verdad. Una política de aislamiento diseñada para la Guerra Fría tenía poco sentido en el siglo XXI. El embargo sólo estaba perjudicando al pueblo cubano en lugar de ayudarlo. Y yo siempre he creído en lo que Martin Luther King, Jr. llamó "la feroz urgencia del ahora": No debemos temer al cambio, debemos abrazarlo. [aplausos] Esto me conduce a una razón mayor y más importante de estos cambios [en español]: Creo en el pueblo cubano. Creo en el pueblo cubano [aplausos]. Esto no es sólo una política de normalización de las relaciones con el Gobierno cubano. Estados Unidos de América están normalizando sus relaciones con el pueblo cubano. [aplausos] Y hoy, quiero compartir con ustedes mi visión de lo que puede ser nuestro futuro. Quiero que el pueblo cubano –especialmente los jóvenes– entienda por qué creo que ustedes deben ver el futuro con esperanza. Y no es la falsa promesa que insiste en que las cosas son mejores de lo que realmente son, o el optimismo ciego que dice que todos sus problemas podrán desaparecer mañana. Es una esperanza que tiene sus raíces en el futuro que ustedes pueden elegir, y pueden conformar, y pueden construir para su país. Yo tengo esa esperanza porque creo que el pueblo cubano es tan innovador como cualquier otro pueblo del mundo. En una economía global, impulsada por las ideas y la información, el mayor recurso de un país es su gente. En Estados Unidos, tenemos un claro monumento a lo que el pueblo cubano es capaz de construir: se llama Miami. Aquí en La Habana, vemos ese mismo talento en los cuentapropistas, las cooperativas, los autos antiguos que todavía ruedan [en español]. El cubano Inventa del aire. [aplausos] Cuba cuenta con un extraordinario recurso: un sistema de educación que valora a cada niño y cada niña [aplausos]. Y en los últimos años, el Gobierno cubano ha comenzado a abrirse al mundo, y a abrir aún más espacio para que el talento florezca. En pocos años, hemos visto como los cuentapropistas pueden salir adelante, mientras conservan un espíritu netamente cubano. Ser trabajador por cuenta propia no significa ser más como Estados Unidos, significa ser uno mismo. Miren a Sandra Lídice Aldama, que decidió comenzar un pequeño negocio. Los cubanos, dice, podemos "innovar y adaptar sin perder nuestra identidad... nuestro secreto está en no copiar o imitar sino, simplemente, en ser nosotros mismos". Es ahí donde comienza la esperanza: con la posibilidad de ganarse la vida y construir algo de lo que uno pueda estar orgulloso. Es por eso que nuestras políticas se centran en el apoyo a los cubanos, y no en hacerles daño. Es por eso que nos deshicimos de los límites en las remesas: para que los cubanos tengan más recursos. Es por eso que estamos alentando los viajes, que construirán puentes entre nuestros pueblos, y traerán más ingresos a las pequeñas empresas cubanas. Es por eso que hemos ampliado el espacio para el comercio y los intercambios, de modo que los estadounidenses y los cubanos puedan trabajar juntos para encontrar curas a las enfermedades, y crear puestos de trabajo, y abrir las puertas a más oportunidades para el pueblo cubano. Como Presidente de Estados Unidos, he exhortado a nuestro Congreso a levantar el embargo [aplausos]. Es una carga obsoleta sobre el pueblo cubano. Es una carga para los estadounidenses que quieren trabajar y hacer negocios o invertir aquí en Cuba. Es hora de levantar el embargo. Pero incluso si se levantara el embargo mañana, los cubanos no se darían cuenta de su potencial sin una continuidad de los cambios aquí en Cuba [aplausos]. Debiera ser más fácil abrir un negocio aquí en Cuba. Un trabajador debiera poder conseguir un trabajo directamente con las empresas que invierten aquí en Cuba. Dos monedas no deben separar el tipo de salarios que los cubanos pueden ganar. Internet debe estar disponible en toda la isla, para que los cubanos puedan conectarse con el resto del mundo [aplausos] y con uno de los grandes motores del crecimiento en la historia humana. Estados Unidos no limita la capacidad de Cuba para tomar estas medidas. Depende de ustedes. Y puedo decirles como amigo que en el siglo XXI la prosperidad sostenible depende de la educación, la salud, y la protección del medio ambiente. Pero también depende del intercambio libre y abierto de ideas. Si uno no puede acceder a la información en línea, si no puede estar expuesto a diferentes puntos de vista, no alcanzará su máximo potencial. Y con el tiempo, la juventud va a perder la esperanza. Sé que estos son temas sensibles, sobre todo viniendo de un presidente estadounidense. Antes de 1959, algunos americanos veían a Cuba como algo que explotar, ignoraban la pobreza, facilitaban la corrupción. Y desde 1959, hemos estado boxeando con nuestras sombras en esta batalla de la geopolítica y las personalidades. Conozco la historia, pero me niego a ser atrapado por ella. [aplausos] He dejado claro que Estados Unidos no tiene ni la capacidad, ni la intención de imponer un cambio en Cuba. Cualquier cambio que venga dependerá del pueblo cubano. No les vamos a imponer nuestro sistema político o económico. Reconocemos que cada país, cada pueblo, debe trazar su propia ruta y dar forma a su propio modelo. Pero después de haber eliminado de nuestra relación la sombra de la historia, debo hablar con honradez acerca de las cosas en que yo creo: las cosas en las que nosotros, como estadounidenses, creemos. Como dijo Martí, "La libertad es el derecho de todo hombre a ser honrado, y a pensar y a hablar sin hipocresía". Así que, déjenme decirles en qué creo. No puedo obligarles a estar de acuerdo conmigo, pero ustedes deben saber lo que pienso. Creo que cada persona debe ser igual ante la ley [aplausos]. Todos los niños merecen la dignidad que viene con la educación y la atención a la salud, y comida en la mesa y un techo sobre sus cabezas [aplausos]. Creo que los ciudadanos deben tener la libertad de decir lo que piensan sin miedo [aplausos] de organizarse y criticar a su Gobierno, y de protestar pacíficamente; y que el Estado de Derecho no debe incluir detenciones arbitrarias de las personas que ejercen esos derechos [aplausos]. Creo que cada persona debe tener la libertad de practicar su religión en paz y públicamente [aplausos]. Y, sí, creo que los electores deben poder elegir a sus gobiernos en elecciones libres y democráticas. [aplausos] No todo el mundo está de acuerdo conmigo en esto. No todo el mundo está de acuerdo con el pueblo estadounidense acerca de esto. Pero yo creo que los Derechos Humanos son universales [aplausos]. Creo que son los derechos del pueblo estadounidense, del pueblo de Cuba, y de las personas en todo el mundo. Ahora bien, no es ningún secreto que nuestros Gobiernos están en desacuerdo sobre muchos de estos asuntos. He sostenido conversaciones francas con el presidente Castro. Durante muchos años, él ha señalado las fallas en el sistema americano: la desigualdad económica; la pena de muerte; la discriminación racial; guerras en el extranjero. Eso es sólo una muestra. Él tiene una lista mucho más larga. (Risas). Pero esto es lo que el pueblo cubano necesita comprender: yo estoy abierto a ese debate público y al diálogo. Es bueno. Es saludable. No le temo. Tenemos demasiado dinero en la política estadounidense. Sin embargo, en Estados Unidos, todavía es posible para alguien como yo –un niño que fue criado por una madre soltera, un niño mestizo que no tiene mucho dinero– aspirar al más alto cargo de la tierra y ganarlo. Eso es lo que es posible en Estados Unidos. [aplausos] Tenemos desafíos de discriminación racial –en nuestras comunidades, en nuestro sistema de justicia criminal, en nuestra sociedad– un legado de la esclavitud y la segregación. Pero el hecho de que tengamos debates abiertos dentro de la propia democracia estadounidense es lo que nos permite mejorar. En 1959, el año en que mi padre se trasladó a Estados Unidos, en muchos estados americanos era ilegal que se casara con mi madre, que era blanca. Cuando empecé la escuela, todavía estábamos luchando por eliminar la segregación en las escuelas de todo el sur de Estados Unidos. Pero las personas se organizaron; protestaron; debatieron estos temas; desafiaron a los funcionarios del gobierno. Y debido a esas protestas, y debido a esos debates, y debido a la movilización popular, es que yo puedo estar aquí hoy, un afroamericano, presidente de Estados Unidos. El que pudiéramos lograr un cambio se debió a las libertades que disfrutamos en Estados Unidos. No estoy diciendo que sea fácil. Todavía hay enormes problemas en nuestra sociedad. Pero la manera que tenemos para resolverlos es la democracia. Así es como obtuvimos atención de salud para más estadounidenses. Así es como hemos hecho grandes avances en los derechos de la mujer y los derechos de los homosexuales. Así es como atendemos la desigualdad que concentra tanta riqueza en los estratos superiores de nuestra sociedad. Gracias a que los trabajadores pueden organizarse y la gente común tener una voz, la democracia estadounidense ha dado a nuestra gente la oportunidad de realizar sus sueños y disfrutar de un alto nivel de vida. [aplausos] Ahora bien, todavía nos quedan algunas peleas difíciles. No siempre es bonito el proceso de la democracia. A menudo es frustrante. Lo pueden ver en las elecciones que tenemos allá. Pero deténganse un momento y consideren este hecho: en la campaña electoral estadounidense que está teniendo lugar en este momento hay dos cubanoamericanos del Partido Republicano, compitiendo contra el legado de un hombre negro que es Presidente, mientras aducen ser la mejor persona para vencer al candidato demócrata que, o bien va a ser una mujer, o un socialdemócrata. (Risas y aplausos.) ¿Quién lo hubiera creído en 1959? Esa es una medida de nuestro progreso como democracia. [aplausos] Así que aquí está mi mensaje para el Gobierno de Cuba y el pueblo cubano: los ideales que son el punto de partida de toda revolución –la revolución americana, la revolución cubana, los movimientos de liberación en todo el mundo– esos ideales encuentran su expresión más auténtica, creo yo, en una democracia. No porque la democracia estadounidense sea perfecta, sino precisamente porque no lo somos. Y nosotros –como todos los países– necesitamos para cambiar el espacio que la democracia nos da. Ella da a los individuos la capacidad de ser catalizadores para pensar en nuevas formas, y reimaginar cómo debe ser nuestra sociedad, y hacerse mejores. Ya está teniendo lugar una evolución dentro de Cuba, un cambio generacional. Muchos sugerían que viniera aquí y le pidiera al pueblo de Cuba que echara abajo algo, pero estoy apelando a los jóvenes cubanos, que son los que van a levantar algo, a construir algo nuevo [aplausos]. [En español] El futuro de Cuba tiene que estar en las manos del pueblo cubano. [aplausos] Y al presidente Castro –a quien le agradezco estar aquí hoy– quiero que sepa, creo que mi visita aquí demuestra, que no tiene por qué temer una amenaza de Estados Unidos. Y teniendo en cuenta su compromiso con la soberanía y la autodeterminación de Cuba, también estoy seguro de que no tiene por qué temer a las voces diferentes del pueblo cubano, y su capacidad de expresarse, reunirse, y votar por sus líderes. De hecho, tengo una esperanza para el futuro porque confío en que el pueblo cubano tomará las decisiones correctas. Y como ustedes, también estoy seguro de que Cuba puede seguir desempeñando un papel importante en el hemisferio y en todo el mundo, y mi esperanza, es que pueda hacerlo como socio de Estados Unidos. Hemos desempeñado roles muy diferentes en el mundo. Pero nadie debería negar el servicio que miles de médicos cubanos han prestado a los pobres y los que sufren [aplausos]. El año pasado, trabajadores de la salud estadounidenses –y militares de EEUU– trabajaron codo a codo con los cubanos para salvar vidas y acabar con el Ébola en África Occidental. Creo que deberíamos continuar teniendo esa clase de cooperación en otros países. Hemos estado en el lado opuesto de muchos conflictos en el continente americano. Pero hoy en día, los estadounidenses y los cubanos están sentados juntos en la mesa de negociación, y estamos ayudando a los colombianos a resolver una guerra civil que se ha prolongado durante décadas [aplausos]. Ese tipo de cooperación es bueno para todos. Brinda esperanza a todos en este hemisferio. Tomamos diferentes caminos en nuestro apoyo al pueblo de Sudáfrica para la abolición del apartheid. Pero el presidente Castro y yo pudimos estar al mismo tiempo en Johannesburgo para rendir homenaje al legado del gran Nelson Mandela. [aplausos] Y al examinar su vida y sus palabras, estoy seguro de que ambos nos damos cuenta de que tenemos más trabajo por hacer para promover la igualdad en nuestros propios países: para reducir la discriminación de las razas en nuestros propios países. Y en Cuba, queremos que nuestro compromiso ayude a levantarse a los cubanos de ascendencia africana, [aplausos] que han demostrado que no hay nada que no puedan lograr cuando se les da la oportunidad. Hemos sido parte de diferentes bloques de naciones en el hemisferio, y vamos a seguir teniendo profundas diferencias sobre las maneras de promover la paz, la seguridad, las oportunidades y los Derechos Humanos. Pero a medida que se normalicen nuestras relaciones, creo que podremos ayudar a fomentar un mayor sentido de unidad en las Américas [en español] Todos somos americanos. [aplausos] Desde el inicio de mi mandato, he instado a la gente en las Américas a dejar atrás las batallas ideológicas del pasado. Estamos en una nueva era. Sé que muchos de los problemas de los que he hablado carecen del drama del pasado. Y sé que parte de la identidad de Cuba es su orgullo de ser una pequeña nación insular capaz de defender sus derechos, y estremecer al mundo. Pero también sé que Cuba siempre se destacará por el talento, el trabajo duro, y el orgullo del pueblo cubano. Esa es su fuerza [aplausos]. Cuba no tiene que ser definida por ser adversario de Estados Unidos, más de lo que Estados Unidos deben ser definidos por ser adversarios de Cuba. Tengo esa esperanza para el futuro debido a la reconciliación que está teniendo lugar en el pueblo cubano. Sé que algunos cubanos en la isla pueden tener la sensación de que los que se fueron de alguna manera apoyaron el viejo orden en Cuba. Estoy seguro de que hay una narrativa que perdura aquí, y que sugiere que los exiliados cubanos pasaron por alto los problemas de la Cuba pre-revolucionaria, y rechazaron la lucha por construir un nuevo futuro. Pero hoy les puedo decir que muchos exiliados cubanos guardan recuerdos de una dolorosa –y, a veces violenta– separación. Ellos aman a Cuba. Una parte de ellos todavía considera que este es su verdadero hogar. Es por eso que su pasión es tan fuerte. Es por eso que su dolor es tan grande. Y para la comunidad cubanoamericana que he llegado a conocer y respetar, no se trata sólo de política. Se trata de la familia: el recuerdo de una casa que se perdió; el deseo de reconstruir un vínculo roto; la esperanza de un futuro mejor; la esperanza del retorno y la reconciliación. A pesar de las políticas, las personas son personas, y los cubanos son cubanos. Y he venido aquí –he viajado esta distancia– sobre un puente que fue construido por cubanos a ambos lados del estrecho de la Florida. Primero llegué a conocer el talento y la pasión de los cubanos en Estados Unidos. Y sé cómo han sufrido algo más que el dolor del exilio: también saben lo que es ser un extraño, y pasar trabajos, y trabajar más duro para asegurarse de que sus hijos puedan llegar más lejos en América. Así que la reconciliación de los cubanos –los hijos y nietos de la revolución, y los hijos y nietos del exilio– es fundamental para el futuro de Cuba. [aplausos] Uno lo ve en Gloria González, que viajó aquí en 2013, por primera vez después de 61 años de separación, y fue recibida por su hermana, Llorca. "Tú me reconociste, pero yo no te reconocí a ti", dijo Gloria después de abrazar a su hermana. Imagínese eso, después de 61 años. Se ve en Melinda López, que llegó a la antigua casa de su familia. Y mientras caminaba por las calles, una anciana la reconoció como hija de su madre, y se puso a llorar. La llevó a su casa y le mostró un montón de fotos que incluían algunas de Melinda cuando era una bebé, que su madre le había enviado hacía 50 años. Melinda diría más tarde: "Muchos de nosotros estamos recuperando tanto ahora". Se ve en Cristian Miguel Soler, un joven que fue el primero de su familia en viajar aquí después de 50 años. Y al encontrarse con sus familiares, por primera vez, dijo: "Me di cuenta de que la familia es la familia, sin importar la distancia entre nosotros". A veces los cambios más importantes comienzan en lugares pequeños. Las mareas de la historia pueden dejar a las personas atrapadas en situaciones de conflicto, y exilio, y pobreza. Se necesita tiempo para que esas circunstancias cambien. Pero en el reconocimiento de una humanidad común, en la reconciliación de personas unidas por lazos de sangre y en el creer el uno en el otro, es donde comienza el progreso. En el entendimiento, y el saber escuchar, y el perdón. Y si el pueblo cubano enfrenta el futuro unido, será más probable que los jóvenes de hoy puedan vivir con dignidad y alcanzar sus sueños aquí en Cuba. La historia de Estados Unidos y Cuba abarca revolución y conflicto; lucha y sacrificio; retribución y, ahora, reconciliación. Es ya hora de dejar atrás el pasado. Ha llegado el momento de que miremos juntos hacia el futuro [en español] un futuro de esperanza. Y no va a ser fácil, y habrá adversidades. Tomará tiempo. Pero mi tiempo aquí en Cuba renueva mi esperanza y mi confianza en lo que el pueblo cubano puede hacer. Podemos hacer este viaje como amigos, y como vecinos, y como familia: juntos. [En español] Sí se puede. Muchas gracias. La Declaración y el Programa de Acción de Durban contiene medidas de lucha contra el racismo en todas sus manifestaciones y subraya los derechos humanos de todos los grupos que padecen la discriminación racial y hace hincapié en su derecho a participar libremente y en pie de igualdad en la vida política,social, económica y cultural.
«Quince años después de la Conferencia de Durban muy pocos progresos se han realizado en la lucha contra el racismo, la afrofobia, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia» Sr Presidente:
Nuestra organización, Foro Afro Cubano, es la única en el exilio cubano que se enfoca directamente en las relaciones raciales. Somos un grupo de cubanos que vivimos en la isla o fuera de ella, de todas las razas, edades, inclinaciones sexuales, credos, visiones políticas y persuasiones filosóficas con el ÚNICO prerrequisito de la aguda conciencia sobre la dinámica y los retos de la verdadera integración racial. Nos sustentamos con el recaudo de la membresía y negociaremos donaciones privadas. No hemos solicitado ningún tipo de donación financiada con dinero público. La textura misma de FAC posibilita que algunos veamos el nuevo curso en las relaciones entre Estados Unidos y el régimen cubano desde los más variados ángulos; no obstante, el anhelo de ayudar al cubano de a pie es compartido unánimemente. Comprendemos que el sagrado deber para un presidente americano de defender los intereses vitales de nuestra gran nación y asegurar un aterrizaje "soft" en la vecina isla es coherente desde el punto de vista geopolítico. Es por tanto precisamente en busca de tutelar dichos intereses que el tema racial debe ocupar un sitio cimero en las negociaciones con el gobierno cubano. Más de la mitad de la población es de descendencia africana según nuestros estimados (el por ciento exacto de negros ha sido siempre objeto de secretismo y manipulación) y han sido históricamente discriminados, como lo son en este momento y descuidados con toda intención por los Castros. Ellos constituyen la abrumadora mayoría de la población penal y rara vez disfrutan de los míseros beneficios del mal llamado "sector privado". Los negros cubanos están sospechosamente ausentes de los consejos de administración de las empresas estatales (todas las compañías son estatales), las recepciones de los hoteles y de cualquier puesto de trabajo en el que se pueda ganar un par de dólares. La situación antes descrita es fórmula perfecta para una explosión social una vez que el régimen inevitablemente afloje su férreo control del poder y ESO, a solo 90 millas de EEUU es una concreta amenaza para nuestra seguridad nacional. Para ser más claros, señor Presidente, el futuro del pueblo cubano debe ser discutido, negociado o combatido entre cubanos; no deberíamos y no debemos esperar que sea usted quien proporcione la libertad a nuestra isla de origen, pero no resulta esperanzador percatarnos de que a pesar de la retórica de cambio y de un nuevo rumbo la teoría de las reuniones secretas persiste. El Señor Ben Rhodes visitó Miami y se reunió con un ínfimo puñado de cubanos; se le ve en vídeos en la perenne compañía de un artista negro cubano, lo que no hace más que reforzar el estereotipado criterio de que los negros somos buenos solo para entretener o correr tras alguna pelota. ¿Por qué no se efectuó un encuentro abierto con todos ? Lamentamos que la muestra presentada fuese demasiado pequeña para dar una fiel idea de nuestros criterios. Pero hemos cumplido con nuestro deber, ahora usted ya sabe, que continuar ocultando el problema racial bajo la alfombra puede conducir al desastre en la isla e incluso pudiera detonar un resultado violento si continuamos ignorándolo. Esto trasciende el campo de los asuntos internos de Cuba y constituye una activa bomba de tiempo. En el preciso momento que los potentes neumáticos del Air Force One resbalen majestuosamente sobre la pista del aeropuerto Internacional José Martí el mundo estará ocupado preparando la celebración del Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial. Ningún contraste puede ser más diametral, ningún símbolo más apropiado y ningún desafío más gigante. Albergamos la esperanza de que la presente misiva contribuya a crear un canal de comunicación transparente entre nuestro gobierno y la comunidad cubano americana en su totalidad; por el momento, permítanos augurar a usted y a su familia lo mejor en lo que le resta de mandato como nuestro Comandante en Jefe y en vuestra vida como ciudadano privado. Comité Ejecutivo. AFRO CUBAN FORUM INC 269 NW 7th St. Suite 117 Miami Fl. 33136 Email: [email protected] Mr President,
Our organization, Afro Cuban Forum, is the only one among the Cuban exiles that focuses directly on race relations both in the US and in Cuba. We are a group of Cubans who live either in Cuba or abroad, of all races, ages, sexual inclinations, creeds, political views and philosophical persuasions in which the ONLY prerequisite is our distinct awareness of the dynamics and the challenges of a full racial integration. We support ourselves with the proceeds of our membership and will negotiate contributions from private donors; we have not applied for any tax payer's funded grants. The very fabric of AFC makes it possible for some of us to approach the change of course in the US - Cuban regime relations from many different angles; however, the dream of somehow helping the average Cuban is unanimously shared. We understand that the sacred duty of a US president is to defend the vital interests of our great nation and monitoring a "soft landing" in the neighboring island makes perfect sense from the geopolitical standpoint. It is, thus precisely in the pursuit of those interests that the racial issue must be uppermost in dealing with the Cuban government. More than half of the island's population is of African descent according to our estimates (the accurate percentage of blacks has always been the object of utmost secrecy and manipulation) and they have been historically discriminated against and are now intentionally neglected by the Castros. They are the overwhelming majority in the penal population and very rarely enjoy the meager benefits of the wrongly called "private sector". Black Cubans are conspicuously absent from the board meetings of state owned corporations (all corporations belong to the state), the hotel front desks and any of those positions where a dollar or two may be earned. The aforementioned situation is the perfect formula for a social explosion once the regime inevitably loosens its grip on power. All sorts of creatures exit the dustbin once the lid is off, and THAT, merely 90 miles away, is a distinct threat to our national security. To be more clear Mr President; the future of the Cuban people must be discussed, negotiated, or fought out among Cubans; we should not and must not expect you to bring freedom to our native island; however, it is not encouraging to realize that despite all the rhetoric of change and a new course of action the meeting behind closed doors theory persists. Mr Ben Rhodes came to Miami and met with a handful of Cubans; he was videotaped in the company of a black Cuban entertainer; which reinforces the stereotyped narrative of black Cubans being good only to entertain and run after a ball. Why not an open meeting with all of us? we regret that the sample was too small to objectively convey our views. But we have done our part, now you know that continuing to sweep the racial problem under the rug can lead to disaster in the island and could even trigger an undesired violent outcome should we keep ignoring it. This transcends the realm of Cuba's internal affairs and is a ticking time bomb. As the powerful tires of Air Force One regally skid on the runway at Jose Marti International Airport the world will be engaged in celebrating the International Day for the Elimination of Racial Discrimination, no contrast can be starker, no symbol can be more suitable, no challenge can be more formidable. We remain hopeful that this missive contributes to establishing a transparent channel of communication between our government and the entirety of the Cuban American community; meanwhile allow us to wish you and your family the best in the remainder of your term as our Commander in Chief and in your life as a private citizen. Sincerely, Executive Committee. AFRO CUBAN FORUM INC 269 NW 7th St. Suite 117 Miami Fl. 33136 Email: [email protected] |