Por 1912El caso de Jussie Smollet muestra como pocos el verdadero carácter de la áspera batalla que hoy se libra en nuestro gran país. Para los que somos negros debe resultar aleccionador el hecho de que un segmento de la camarilla de extrema izquierda haya perpetrado, por ahora, sin consecuencias este bochornoso ataque al sistema judicial americano. Y no deseo ser mal interpretado; tan vergonzoso episodio no resta validez a la necesidad de continuar luchando por la plena y coherente integración racial en Estados Unidos y en el mundo. Pero algo anda muy mal cuando más allá del color de la piel un imputado que al parecer ha sido sorprendido con las manos en la masa logra salir airoso de su confrontación con la ley con un poco de dinero y unas botas de charol.
Aquí una ex jefa de despacho de Michelle Obama movió los resortes que están disponibles solo para los poderosos y el mequetrefe parece haberse librado de asumir la responsabilidad de sus actos. Pero no contaron conque a veces dentro de la misma cofradía existen intereses contrapuestos y el alcalde de Chicago; sin duda presionado por las fuerzas del “desorden” de esa turbulenta (y no me refiero al viento) ciudad, no desea entrar en la “camancola”. Se habla de que el FBI investigue cómo es posible que la fiscalía haya retirado los cargos contra este payaso que mancha el prestigio de la comunidad gay; pero vayamos por parte: 1- Este actorcito orquestó una agresion contra su persona con fines de protagonismo para ganar más dinero de 20th Century Fox; a esto convenientemente agregó un tinte político y aprovechó para demonizar a personas como yo que votamos por Trump. Todos racistas, todos apestosos, todos ignorantes, de mal gusto y xenofobicos homofobicos y cuánta enfermedad puedan endilgarnos. 2- Una ex jefa de despacho de Michelle Obama mete la mano en la candela por este invertebrado; a mi juicio no necesariamente por admiración al tipo; por sentimientos solamente no se corren tales riesgos; en mi opinión del cuartel general de los camaradas que se refugian en la casa del vecindario de Kalorama en Washington emano una orden concreta: “ el espectáculo del juicio a alguien que ha conspirado contra Trump es algo que no se puede permitir bajo ninguna circunstancia”; lo demás es ya historia. 3- Para alcanzar este objetivo la extrema izquierda no vaciló un solo momento en pasar por encima de la credibilidad de futuras víctimas de homofobia y racismo; de enfangar aún más la pobre imagen de Chicago, de poner nuevamente en tela de juicio la equidad de nuestra justicia; a estos hijos de la buena señora no les interesa un carajo la suerte de los negros, de los pobres ni de ningún ser humano, para ellos lo fundamental es el poder absoluto. Para aquellos que por ignorancia o por malas intenciones tratan de desviar nuestra atención de la áspera lucha de clases y la confrontación ideológica que nos aqueja hacia el tema únicamente racial se ha creado un drama: como en el caso de OJ Simpson queda demostrado que si tienes plata y/o buenos contactos o si sabes colocar tus oscuras ambiciones dentro de la agenda de algún grupo potente la justicia no te toca; la toalla que el Comintern de Washington le ha tirado al “Jamal” ficticio es un durísimo y nuevo golpe al ya precario estado social de los millones de verdaderos Jamals que son tenidos como rehenes a golpe de droga y sellos de comida en la interminable reserva ideológica de izquierda. Nadie en su sano juicio puede negar que existen serios problemas raciales pero es falaz omitir que el fundamental problema es la abismal e injusta diferencia que existe entre los que pueden y los que no pueden, entre los que tienen y los que no tienen más allá de grados mayores o menores de melanina bajo la epidermis.
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Por 1912He venido abordando de reciente el tema racial desde perspectivas realistas; en medio de la demonización de todo lo que fue la norma hasta ayer se me hace obligatorio lanzar un llamado a la cordura, la concordia y en especial a la honestidad. Si fue injusto, inhumano y vergonzoso discriminar a individuos por sus inclinaciones sexuales; por sus creencias religiosas o por el color de su piel es igualmente injusto, inhumano y vergonzoso desatar una virtual caza a lo tradicional; mofarse de los valores religiosos de muchos de nuestros compatriotas y hasta ridiculizar a un hombre porque proclama una tenaz fidelidad a su consorte. Tolerancia no significa que ahora debamos arremeter contra todo aquello que hasta hace unos años era la norma. No por ser heterosexual un hombre o una mujer son anticuados ni obsoletos; no por ser monógamo un individuo debe ser lapidado y caricaturizado, no por ser cristiano o anglo sajón un compatriota debe sentirse incómodo y fuera del agua; y para decirlo con todas sus letras: no por ser blanco un ser humano debe endilgarse el fardo de la culpa ni sentir que desentona.
La actual retórica antiamericana; antisemita, antiblanca y anti capitalista no es más que el velado y premeditado intento de desfigurar occidente y crear un mundo de harapientos; por tentador que pueda parecer desde fuera los “menos favorecidos” debemos comprender que todo esta humareda no es más que un recurso para desviar la atención de los verdaderos objetivos de los que persiguen un nuevo “desorden”; que al final toda esta confusión no traerá ninguna mejoría a las precarias condiciones en que viven amplios sectores de la comunidad hispana y de la afroamericana; que la facilitación de cupones y el abarrotamiento del país con ilegales pobres no resuelve ningún problema sino que crea una bomba de tiempo pronta a estallar en cualquier momento. Por otro lado, si comparamos el orgullo racial que se creó en los sesenta; los afros y el black is beauty con las pelucas y los cabellos desrizados de hoy; con mujeres negras que renuncian a su belleza congénita para teñirse el pelo; casi siempre postizo, de rubio; y se colocan lentes de contacto azules o verdes cabría preguntar si de veras muchos de estos que gritan igualdad y tildan de racistas a los demás son movidos por el genuino y sacrosanto deseo de una verdadera integración radial o simplemente, como temo en muchos casos, no hacen más que rumiar su rabia, su frustración y su resentimiento con Dios por no haberlos hecho nacer blancos. By 1912In the wake of Trevon Martin’s killing some entertainers vowed to boycott Florida; Stevie Wonder was one of them and I hated him for that. However, no individual should be judged or defined by one isolated act. Perhaps due to his personal share of adversity or maybe because he became famous in a different era, Stevie always sprinkled his contagious funky beat with tales of love and devotion; his emergency was that the world was in need of love then and he hoped that some day love would reign throughout the world.
Before him, Dr King and many other black leaders and celebrities denounced racism from religious, human and existencial perspectives. That is unfortunately not the case today. Rich spoiled entertainers and sports celebrities embarace martyrdom in an effort to rewrite history; the narrative is no longer pro black/white but totally and decisively anti white. There is a distinct edge of vendetta beneath the narrative and it seems that some blacks; conspicuously coached by dangerous white elitists, are solely interested in feeding whites the same poison that was forced on them decades ago; as if one wrong could right another wrong. On the other side we have those who deny the very existence of racism and claim that it is all a communist plot to destroy America from within; well I’ve got news for both: racism exists, it is entrenched within the very fabric of our society and in the world in general and it is a pest very difficult to deal with; it is insulting that someone with a state of the art raincoat tells a naked homeless person caught in a storm that it is not raining. The vestiges of racism are so vivid that whenever a white person accuses another of racism; which lately has become a political weapon rather than a racional statement, my response is always to ask the accuser how many blacks he or she has on speed dial; the answer is invariably an unintelligible lip twist with some sort of grudging monosyllable. But I refuse to accept that the approach has to be confrontational, antagonistic and mutually exclusive; the world is not theirs, it’s not mine, it’s not his or her; this is OUR world and it is in need of love as it was never before. I refuse to look at white people with suspicion; and I loath the notion that they have to be submitted to the same barbaric practices we were submitted decades ago; I don’t want them to go through the same ordeal; I would rather assume that I took the slaps on both cheeks so that they wouldn’t have to take them; that I fearfully stared at that charred cross in my yard so that they never had to go through such a nerve wrecking experience. My goal can never be to inflict on others what was inflicted on me; on the contrary, my goal should always be to make sure no other human being ever faces what I faced. It is imperative that we all heal together. Por 1912John F Kennedy, Camelot, el lider de la Nueva Frontera, uno de los presidentes mas populares de nuestra gran nación cometió un imperdonable pecado racial; a pesar de ser amigo de Sammy Davies Jr le retiró al mismo la invitación a su ceremonia de inauguración porque había cometido la osadía de casarse con una mujer blanca. Robert Byrd, senador demócrata por el estado de Virginia fue durante algún tiempo exponente nada menos que del Ku Klux Klan, pero con la desenvoltura que caracteriza a la izquierda pidió un par de disculpas y murió siendo un ilustre político americano que se llevó a la tumba las loas de nuestro primer presidente negro.
Bill Jefferson Clinton, Bubba, para muchos el verdadero primer presidente negro que tuvimos debido a su carácter cool y su popularidad, se permitió reprochar al difunto Ted Kennedy, hermano de aquel que le hiciera el feo a Sammy, su apoyo a Obama durante las primarias demócratas y llegó a recordarle a Ted que solo unos años antes Obama les estaría sirviendo café. Y podría continuar hasta el infinito con los episodios de racismo en la política, pero por algún sórdido motivo; nada de esto se comenta ni se discute; toda nuestra atención está en el presunto racismo del actual presidente; Donald J Trump; y no es que yo defienda a este señor a ultranza; pudiera ser un racista más como han sido muchos de sus predecesores e incluso la falta de presencia negra en su gabinete así como haber colocado al único negro miembro del mismo en una cartera que no parece ser la idónea despierta no pocas críticas incluso entre aquellos que votamos por el. Pero repito: tal parece que el racismo hubiese nacido con Trump y la historia anterior a su subida a la presidencia se hubiese esfumado. A pesar de lo antes expuesto el presidente ha reiterado en más de una ocasión su deseo de eliminar la violencia en las comunidades pobres negras (inner cities); ha trabajado duro por evitar el excesivo encarcelamiento de infractores menores; cosa que beneficia fundamentalmente a los afroamericanos; por lograr la proximidad de los reos a sus sitios de residencia y ha declarado la guerra a los derivados del opio; todo esto tiene un efecto fundamental sobre la población negra. Cual debería ser la respuesta del liderazgo negro a las “aperturas” del presidente; incluso aceptando la peor de las hipótesis de que sea un racista redomado? Claro; han adivinado; deberían aceptar lo positivo y rechazar lo negativo; tomarle la palabra y exigirle que cumpla su promesa de trabajar por la comunidad negra. Los lideres negros tuvieron la oportunidad histórica de convertirse en la aguja de la balanza de esta administración en muchos temas; no solo el racial; tuvieron en sus manos la ocasión dorada de que con tal de lograr su aprobación, Trump se deshiciese en atenciones hacia los graves problemas de esa comunidad. No hubiese sido la solución definitiva ni mucho menos, pero se hubiera producido un positivo y decisivo empujón hacia adelante. Poco debió importarles que razones movían al presidente porque los lideres y los verdaderos guías de masas buscan por encima de todo resultados. Pero no; los llamados líderes desaprovecharon la ocasión y supeditaron cualquier mejoría de su “gente” al papel de mastín guardián que les ha asignado la élite racista y clasista del partido demócrata; ese mismo que hasta hace no mucho estaba colmado de personajes del KKK y hoy se vende como el árbitro de la justicia social en nuestro país. Poco importa que Jamal esté condenado a vivir toda su vida en la misma desvencijada casa dentro de un vecindario infestado de drogas, desesperanza y desasosiego; los presuntos líderes odian más a Trump de lo que dicen amar a Jamal. Los negros cubanos estamos en el ineludible deber de no copiar este vergonzoso ejemplo de mentalidad de plantación; debemos retomar lo mejor del espíritu indomito del 1895 y recuperar el protagonismo con que recibimos el siglo XX; estamos en la obligación de sacudir todo tipo de contaminación con el actual régimen dictatorial y garantizar que cualquier tendencia que exista en la isla mañana pase inevitablemente bajo el puente de la hermandad y la integración de todos los segmentos demográficos presentes. Dentro la infinidad de ventajas y virtudes que podemos copiar de nuestra patria americana el actual papel que juegan los lideres negros no cabe; sería suicida que permitiéramos que nos convirtieran en lacayos de tal o más cual partido. |